ABC del ciclista: Hidratación y alimentación balanceada.

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Los meses más calurosos del año hacen que el entrenamiento sea más complicado que de costumbre. La clave durante estos días es una adecuada hidratación y una alimentación balanceada. De lo contrario, los deportistas y los ciclistas en este caso, pueden sufrir alteraciones como hipertermia, deshidratación, fatiga o hipoglucemia.

 

Los alimentos no son menos importantes

El control del gasto energético es fundamental y más en los días en los que el clima no es precisamente benevolente. Un deportista debe consumir alimentos ricos en carbohidratos, agua y vitaminas, y si son crudos pues mucho mejor. En cambio, se deben evitar, entre otros, las grasas saturadas, el exceso de azúcar y los productos lácteos.

Por lo menos tres horas antes de salir a pedalear, se recomienda comer glúcidos como la miel, las frutas el jamón y el queso. Las cantidades siempre dependerán de la duración de la ruta.

Durante el trayecto, es de suma importancia hacer paradas para hidratarse o comer. Es recomendable tomar alguna bebida energética cada 20 o 30 minutos y si el recorrido es de más de una hora y media, el ciclista debe ir acompañado por frutos secos, barras de cereal y bebidas isotónicas que permitan la reposición de electrolitos.

Ya después del esfuerzo, es importante el tiempo de reposición. Al finalizar la ruta, es aconsejable consumir barras energéticas, yogurt y jugos de frutas. Las cenas deben incluir proteínas, vegetales o verduras crudos o cocidos y algún carbohidrato como pasta o arroz.

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Además, es importante que el entrenamiento se realice temprano en la mañana o al final del día, cuando las temperaturas son más bajas.

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